lunes, 24 de agosto de 2009

mercurio

mercurio: tengo las uñas color azul.

mercurio hoy robé queso, shampu y maquillaje fluido color mate no. 2 del supermercado. hace años que no paso hambre ni frío. podria decirte que me alegró verte y saber de tu vida. parecés tan seguro de todo, tan simple como yo a veces creo que soy. mercurio, si supieras que la señora que vive en la casa detrás de la mia a veces se inmiscuye en mi cocina y deja un postre en la heladera con una carta encima del tuper que dice "un bombón para otro bombón". A veces me junta la ropa del ténder y cuando llega con todos sus perros (son tres, en ocasiones cinco perros distintos) zumba que te zumba yo me apuro en cerrar la puerta, para enseguida sentir desde algún sitio la punzante mala conciencia. Pero nunca la vuelvo a abrir.


Mercurio, no soy un bicho raro, por favor decime que sí lo era cuando éramos niños. Decime que te dejaba entrar en mi pieza y jugar a cosas fabulosas. Decime que te invité a todos mis cumpleaños desde los seis a los once. Decime que fui buena amiga con vos, que no me gustaba la comida que preparaba tu mamá y los libros de tu biblioteca sí me gustaban, tanto que una vez me robé uno. Era "ami, el niño de las estrellas". mercurio ves que siempre hubo en mi una vocación de cleptomana, y de cosmonauta. Y vos, si fuiste el principio y el final de ella, de qué otras cosas mias seras principio y final.




sábado, 22 de agosto de 2009

Campo

Recuerdo esa vez que fuimos al campo, a San Antonio de Areco.
Cruzamos el río nadando y del otro lado nos esperaba un bosque espeso. Un bosque oscuro, en cuadratura con el sol, que cruzamos temerosos. Una mata de bosque color musgo, que recorrimos semi desnudos, faunos pequeños y macizos, faunos altos y espigados, hasta que se abría, el bosque, y había una competencia de destreza criolla. Eso mismo. Libres nosotros casi desnudos frente a la competencia. yo, debo decirlo, me senti muy bien todos los días. tengo grabado el aroma del humo y del fuego hecho para cocinar. al escribir esto, tengo la sensación de las cosas amables y la esperanza de su perdura


amate

virgen

--como te fue?
--bien, hoy tuve angel.
--de verdad?
--si. me baje del 78 justo en jose cubas, sin saber ni haber leído la calle. después caminé y me encontré frente a una iglesia hermosa, y muy terrible, en una calle desierta, angosta. todo en silencio. solo habíamos yo, la virgen y un letrero tallado en la piedra que decía "¡quam pulcra es!"

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