Adiós

Los espejos nos muestran algo frío
desapegado
mejor ir al parque, al anochecer
observar la metáfora
cobrar carne viva
allí puedo mirar
guardarme las impresiones
porque escondida estoy, y no quiero
que mis aromas me precedan.
Allí esta él
sentado como encogido
cómo alguien puede estar
más encogido
como si el frío tumbara
su más leve risa
Ahora, aparece ella
su espalda
efundada en un traje entallado
cuyas hombreras tiemblan
levemente
El viento sube y baja describiendo
un juego aritmético
Algo transcurre, viscoso
durante una hora,
o dos.
Hacia el final
estoy sentada en una casa
burguesa
en su sala
junto a un vaso donde el líquido
traslúcido se condensa
y mirando a mi amado
le digo seriamente, te amo.

El lobizón

El francés lobizón
me acecha cómplice
desde aquel banco
que mala suerte tengo
que desgracia la mía
de encontrármelo
tan indefenso
fuera del cuarto azul
vistiendo ropas de carne
y su instinto bestial
que lo aleja de amigos
mientras el calor lo aplasta
como refulgiendo
corro a refugiarme
del francés lobizón
hacia la figura alta y clara
que me cuida en sueños